Considerado desde su terminación como la octava maravilla del mundo, el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se alza como un soberbio empeño de integración artística y aspiración a la totalidad que incluye el palacio real de los Austrias y su panteón dinástico, una formidable basílica, un monasterio de la orden jerónima (hoy agustinos) y un centro del saber dotado de una excepcional biblioteca. Fue construido entre 1563 y 1584 y reunió a los más excelentes artistas de su época, dando paso al estilo renacentista más desornamentado y clásico, denominado herreriano por uno de los arquitectos del rey, Juan de Herrera. Ocupa una superficie de 33 327 metros cuadrados, sobre la ladera meridional de la sierra de Guadarrama (a más de cien metros de altitud), y en 1984, coincidiendo con el cuarto centenario de su conclusión, fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
